ALFREDO ESPINO
Alfredo Espino nació en la ciudad de Ahuachapán, a las 5:00 horas del 8 de enero de 1900, en el seno matrimonial del poeta y docente Alfonso Espino y de la profesora Enriqueta Najarro de Espino, ambos descendientes de familias guatemaltecas y salvadoreñas con fuertes raíces poéticas, docentes y médicas.
Alfredo fue el segundo de un total de nueve hermanos y hermanas: Rubén (1899) y él nacieron en la cabecera departamental de Ahuachapán, mientras que Miguel Ángel, Hortensia, Aracely, Alfonso, Zelmira y Adalberto vinieron al mundo en la ciudad de Santa Ana.
Desde 1909 hasta 1914 realizó sus primeros estudios en la casa familiar y en el Liceo Santaneco, dirigido por Salvador Vides. En 1915, la familia se traslada a San Salvador. Testimonios de amigos y familiares recuerdan al adolescente modesto y sencillo, de temperamento apacible y hasta retraído, fino humorista en la intimidad y poseedor de una pasmosa memoria, que le permitía repetir verbalmente libros completos.
Además, en secuencia de la tradición familiar, escribía versos, los que mostraba a sus parientes cercanos, cuyas reacciones favorables le producían estados de timidez tales, que se pasaba días enteros escondido en los rincones de la casa.
Se inclinó desde muy joven también por el cultivo de la música, la pintura, la caricatura, el cuento de hadas y la redacción de sainetes -uno de los cuales fue escenificado en San Salvador, en agosto de 1928, por la Escuela de Declamación y Prácticas Escénicas, dirigida por Gerardo de Nieva-.
Miembro del grupo de intelectuales conocido como La peña literaria, fue amigo de jóvenes escritores como Salarrué, Quino Caso, Julio Enrique Ávila, Francisco Miranda Ruano, Lilian Serpas, Juan Ulloa y otros más, todos miembros de la pujante y renovadora intelectualidad salvadoreña de ese momento.
Fue colaborador de las publicaciones periódicas Lumen, Opinión estudiantil -órgano universitario del que fue también secretario- y Jueves de Excélsior (México), al igual que de los periódicos nacionales La Prensa, Diario Latino, Queremos, Patria y Diario del Salvador.
En 1920 se inscribió en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El Salvador -localizada por entonces en el costado poniente de la Catedral Metropolitana- y tomó parte en una revuelta estudiantil para evitar el alza en los precios de los pasajes de tranvía, incidente en el que muchos de estos aparatos resultaron incendiados por cócteles Molotov.
Se doctoró en la mañana del sábado 12 de marzo de 1927, cuando defendió en el ahora desaparecido Paraninfo una tesis titulada Sociología estética, publicada un mes más tarde, por entregas, en la revista capitalina Pareceres. Con Casimiro Orellana, uno de sus compañeros de carrera, abrieron un bufete en la ciudad capital, el cual resultó ser un negocio de pocas rentas, debido a la negativa de sus fundadores para cobrar tarifas altas y menos a personas de escasos recursos.
En su casa, estudios, trabajo y en sus reuniones, siempre fue visto ataviado con sus trajes completos y con sus lentes redondos, al estilo de los del actor estadounidense Harold Lloyd, una de las grandes estrellas del cine mudo de las primeras décadas del siglo XX.
En los últimos años de su vida, la negativa de su padre y madre para consentir su casamiento con ciertas jóvenes lo condujo a constantes desequilibrios emocionales y amorosos. Para mitigarlos, se entregó a largos ratos de bohemia, que lo llevaban a realizar extensas visitas a bares y prostíbulos de la capital salvadoreña.
Fue durante una de estas crisis alcohólicas que él mismo puso fin a su vida, en la madrugada del jueves 24 de mayo de 1928, en su cuarto de la casa familiar, ubicada en el costado norte del Cuartel de Infantería (ahora Mercado ExCuartel), en el centro de la capital salvadoreña.
Los rumores de la población y de sus amistades divulgaron varias versiones acerca de su acto suicida, pues mientras unas aseguraban que se ahorcó con su propio cinturón en la cabecera de su cama, otras afirmaban que ella se produjo por envenenamiento o por ingestión de una sobredosis de somníferos. Lo único cierto fue que no hubo ningún tipo de servicio religioso para los restos del malogrado poeta, lo que revelaba la típica actitud eclesiástica para los que atentan contra su vida.
Sepultados primero en el Cementerio General capitalino -donde los discursos de estilo corrieron a cargo del doctor y escritor Julio Enrique Ávila y los entonces bachilleres Manuel F. Chavarría y Rafael Vásquez-, desde hace unos años los restos de Espino fueron trasladados a la Cripta de los Poetas, en el camposanto privado Jardines del Recuerdo, al sur de la ciudad de San Salvador.
:p>/��� `� class=MsoNormal style='margin-bottom:0cm;margin-bottom:.0001pt;line-height: normal;mso-pagination:none;mso-layout-grid-align:none;text-autospace:none'>Entre diciembre de 1960 y enero de 1961, se dio a la tarea de impulsar la creación de un Museo Nacional de Pintura Universal -con copias de cuadros de pintores internacionales- y de un comité de conservación del patrimonio artístico e histórico de los templos coloniales salvadoreños, compuesto por la Academia Salvadoreña de la Historia, la Iglesia Católica, Museo Nacional "David J. Guzmán", Departamento de Fomento de la Industria Turística y Dirección General de Bellas Artes. En el año 1961 fue nombrarlo como agregado cultural en la embajada salvadoreña en Londres (Inglaterra), cargo que a inicios de abril de ese mismo año fue cambiado por una beca gubernamental para estudios de Estética e Historia del Arte en Madrid (España).
En ese mismo año, junto con su esposa se incorporaron a la compañía teatral "La cazuela", dirigida por Salvador Salazar Carrión, con la que ganaron el máximo galardón del III Festival de Teatro Aficionado, obtenido en el Teatro Cervantes por el montaje de una pieza dramática de Lope de Rueda.
En 1962, su obra teatral El sombrero de otoño fue galardonada con el segundo lugar en los Juegos Florales de Quetzaltenango (Guatemala). Fue escenificada por primera vez en la capital salvadoreña en septiembre de 1983 y su primera edición en libro fue realizada hasta en 1997.
En noviembre de ese mismo año, su libro Cuentos de hoy y de mañana obtuvo el primer premio compartido en el VIII Certamen Nacional de Cultura de 1962, al que se presentó amparado bajo el seudó-nimo "Aries". Además, el gobierno del coronel Julio Adalberto Rivera lo nombró en un cargo diplomático en Viena (Austria).
En el otoño de 1963, fue trasladado a Bonn, en la República Federal Alemana. Permaneció en tierra germana hasta 1966, estancia que le sirvió para trabar conversación con el estafador polaco Novak y gestar, con esos materiales, el argumento para su libro Historia de un caballero de industria, aún inédito. Fundador de Diario El Mundo (San Salvador, 6 de febrero de 1967), se desempeñó como director del Centro Nacional de Información (CNI) y Secretario de Información de la Presidencia de la República, cargos en los que laboró para los regímenes presidenciales del general Fidel Sánchez Hernández y el coronel Arturo Armando Molina. En posteriores gobiernos fungió también en puestos administrativos vinculados con las comunicaciones y la seguridad del Estado.
En 1973 y por espacio de quince años, se marchó a vivir a la ciudad estadounidense de Nueva York, en la cual ejercía el cargo de cónsul general y desde la que viajaba con regularidad para asesorar a los mandatarios salvadoreños de turno.
Durante sus dos estancias neoyorquinas, su esposa Irma cursó desde el grado básico hasta el doctorado en Teología en la Saint John University. Mientras que ella dirigía la parroquia de Irvington (New Jersey), era directora del Apostolado Hispano en New York y New Jersey e impartía cátedra universitaria, el doctor Chávez Velasco laboraba como vicepresidente de operaciones de UnLine Advertising Service Inc., empresa mediana vinculada con el emporio Martín Haley, que manejaba cuentas corporativas y las de los gobiernos venezolano, español y vaticano.
En 1986, fue internado en el Beth Israel Hospital (Newark, N. Y.) y sometido a peligrosas intervenciones quirúrgicas de operación abierto, debido a la obstrucción de varias arterias y venas. En una de esas operaciones, su corazón se detuvo y fue declarado muerto, limbo del que fue resucitado por la ciencia médica, que lo sometió a cinco operaciones más y a la implantación de un fuerte número de marcapasos.
De vuelta en el país, fue director de Diario Latino (1988-1989) y del semanario Siete días (1990). Por espacio de ocho años (1992-2000), fue responsable editorial de la sensacionalista revista Gente, publicada en el Plan de la Laguna (Antiguo Cuscatlán) por el grupo editorial IMPRECEN.
Otros títulos de sus obras son Fábrica de sueños (comedia en tres actos, San Salvador, 1957. Finalizada en julio de 1952, a bordo del avión que lo transportó hacia Roma, esta pieza ha sido representada y publicada varias veces); La corrupción y otras yerbas (comedia escrita en México, en 1981 y representada en San Salvador por el Teatro Rex, a partir del viernes 2 de octubre de 1987), Cuentos medioevales (San Salvador, 1991), Lápidas de la guerra civil (poesía, San Salvador, 1996), ¿Quién secuestró a Scott? (novela, San Salvador, 1999) y Los corruptos son gente honesta (San Salvador, s. f.).
En la actualidad, tiene, entre sus obras inéditas , a las piezas teatrales La ventana, El mesón y Los leñadores, el canto Los muertos de El Salvador, la novela Sonata de la violencia -de más de 500 páginas, estructuradas como una pieza musical de cuatro partes (adagio, scherzo, andante y crescendo)-, la tragedia Medea y la historia épica moderna Ulises siembra un jardín.
Como homenaje a su trayectoria literaria, el poeta André Cruchaga, Director de Núcleo Escolar en el Municipio de Tonacatepeque, departamento de San Salvador, durante la década de los ochenta, propuso a la Comunidad del Cantón El Tránsito, la nominación de dicho centro de estudios primarios con el nombre del poeta.